Algunas personas pueden quedarse dormidas en cualquier parte. He visto como amigos míos se han desmayado en cortos viajes en el metro, intermedios durante musicales y en rincones de fiestas ruidosas. Yo no soy una de esas personas. Incluso en viajes por carretera y vuelos a través del país estoy bien despierto. Así que cuando reservé un vuelo de 20 horas a Singapur y Hong Kong, supe que tenía que forzarme a dormir para poder disfrutar del viaje en condiciones.
Yo estaba escéptico cuando me tropecé con el ridículo reposapiés Sleepy Ride en Amazon, pero después de leer un puñado de reseñas brillantes, decidí que valía la pena hacer una prueba de no más de 8 euros.
La descripción decía que el extraño reposapiés alivia la hinchazón y el dolor al elevar los pies, lo que esperaba que me evitaría tener que caminar alrededor del avión una vez por hora para evitar coágulos de sangre. (El severo consejo de mi abuela.)
Lo emparejé con calcetines ligeros para evitar la hinchazón.
El reposapiés está hecho de espuma de memoria de felpa, pero es lo suficientemente plano como para doblarlo ordenadamente en una pequeña bolsa que metí en mi mochila.
Las correas son ajustables y se enganchan alrededor de la mesa de la bandeja de delante de modo que se convierta en una hamaca de pie, balanceándose suavemente con los movimientos del avión.
Sin embargo, no sacude el asiento de la persona que está delante – lo sujeté y ajusté con cuidado sin mover el asiento de mi acompañante en absoluto. Y funciona tanto en mesas de bandeja con cierre de rosca a bloqueo como con cierre de clip.
Encontré que lo más cómodo era cruzar los tobillos y dejar que los pies se sentaran en el, o abrir ligeramente las piernas y hacer que las pantorrillas descansaran más que los pies.
Fue lo más parecido a una experiencia de primera clase que pude obtener, y gasté todo el dinero que ahorré en patatas fritas con huevo, y, por supuesto, mucha comida basura :p